lunes, 16 de julio de 2012

Mision de los Doce- Sermon predicado el Domingo 15 de Julio 2012- Iglesia Presbiteriana Jesus El Buen Pastor.- Palestina- Quetzaltenango.


“MISION  DE   LOS  DOCE”

Introducción.

     La  misión    de  los   doce   en  este  contexto  no  es  lo  mismo  que   el  envió   a  la  Gran  Comisión   de  Mateo  28:  19. La  Gran Comisión   enfatiza   el encargo  de haced  discípulos   a  todas  las  naciones.  En  ese  contexto  de  Mateo  debemos  ser  maestros y  tener  seguidores   que  quieran  imitar  lo  que  nosotros  hacemos. La   función  es  mas didaskelo  (docentica- enseñanza)  y  kerigmatica (anunciar- proclamar).  Nuestra  función en la Gran  Comisión  es  más  de  enseñanza  y  anuncio.  Pero  en  la  Misión  de  los  doce  es  Terapéutica (Sanar). Potestad   o  autoridad  sobre  los  demonios  y sus  fortalezas (enfrentar  a  las  fuerzas  del  mal).

VERSÍCULOS 6b-7: Y LLAMÓ Á LOS DOCE

Y rodeaba las aldeas de alrededor, enseñando. 7 Y llamó á los doce, y comenzó á enviarlos de dos en dos: y les dio potestad sobre los espíritus inmundos.

    “Y rodeaba las aldeas de alrededor, enseñando” (v. 6b). Acepta el rechazo y deja atrás a los que le han rechazado, y continúa su ministerio en otro lugar – esto es un buen modelo para la iglesia de hoy.

     “Y llamó á los doce” (v. 7a). “Marcos no menciona la existencia de un grupo más grande de mathetai (discípulos) parecido al de los 70 (72) misioneros en Lucas 10:1” (France, 247). Marcos se refiere a estos doce como “apóstoles” cuando regresan a contarle a Jesús de su misión en 6:30 – ésta es la única vez que Marcos utiliza la palabra “apóstoles” en este Evangelio.

     “Y comenzó á enviarlos (apostellein) de dos en dos” (v. 7). La palabra “apóstol” viene de la palabra apostellein, que significa “mandó.”

En Mateo 10:1-42 y Lucas 9:1-6 hay relatos paralelos – también, el relato de la comisión de los setenta en Lucas 10:1-16. Estos relatos varían poco, lo cual es de esperar de historias con orígenes en la tradición oral.

Jesús manda los doce de dos en dos. Esta estrategia es poderosa por tres razones:

- 1.  Un compañero da fuerza – “Porque si cayeren, el uno levantará á su compañero: mas ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante” (Eclesiásticos 4:10). No solo se protegen uno al otro del peligro físico, sino que también se proporcionan compañía agradable y se alientan uno al otro en circunstancias difíciles.

- 2. La existencia de una segunda persona se presta a la credibilidad. Deuteronomio 15:19 requiere dos o tres testigos para poder culpar a una persona de un crimen, porque un solo testigo es más apto a hacer un error. Por la misma razón, un testigo tiene menos credibilidad que dos – esto es importante al momento de mandar a los discípulos a dar testimonio. Jesús les podría haber mandado en grupos de tres, pero generalmente dos personas son más efectivas que tres. En un grupo de tres, dos de ellas a menudo formarán una relación sin aceptar por completo a la tercera.

- 3. Un compañero engendra responsabilidad. Es menos probable que una persona caiga en tentación cuando va acompañada.

      “Y les dio potestad sobre los espíritus inmundos” (v. 7). Marcos no menciona la enseñanza, que ha sido un componente importante del ministerio de Jesús. El énfasis para los discípulos en este viaje en particular es predicar (v. 12), expulsar demonios, y sanar a los enfermos (v. 13).

VERSÍCULOS 8-11: Y LES MANDÓ QUE NO LLEVASEN NADA PARA EL CAMINO

8 Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente báculo; no alforja, ni pan, ni dinero (griego: chalkon – la moneda de cobre más pequeña) en la bolsa; 9 Mas que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas. 10 Y les decía: Donde quiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de allí. 11  Y todos aquellos que no os recibieren ni os oyeren, saliendo de allí, sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, en testimonio (griego: marturion – testimonio, testigo – de aquí viene nuestra palabra ‘mártir’) á ellos.

   “Y les mandó que no llevasen nada para el camino” (v. 8). Jesús les dice a los doce que no lleven nada más que un báculo y unas sandalias – ni pan, ni alforja, ni dinero, solo una túnica. Jesús no solo prohíbe cosas frívolas, sino también cosas esenciales. Sus requisitos van más allá de la simplicidad hasta llegar a una fe desbordada. Los discípulos han de proceder sin la preparación adecuada, confiando que la gente les muestre hospitalidad y, más que nada, confiando que Dios proveerá por sus necesidades.

Jesús no es ningún ascético – personas le han llamado borracho y glotón (Mateo 11:19; Lucas 7:34) – y no requiere que sus discípulos tampoco lo sean. Sin embargo, sí requiere fe, y empezar una travesía sin provisiones es un profundo acto de fe.

Hay varios paralelos con el Éxodo:

- 1.  Las instrucciones de Jesús a los doce son muy parecidas a las de Dios acerca de la oveja de la Pascua: “Y así habéis de comerlo: ceñidos vuestros lomos, vuestros zapatos en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano” (Éxodo 12:11).

- 2. Que los doce no lleven pan es una instrucción similar a la que dio Dios a los israelitas acerca del maná. Debían confiar que Dios les proveería el maná diario, cogiendo solo un gomer de maná por persona cada día, sin guardar nada de ello para mañana (Éxodo 16:16-19).

-  3.  Que no lleven dinero se parece a los problemas que experimentaron los israelitas al robar oro de los egipcios para los preparativos de su viaje (Éxodo 3:22). Aunque el oro servía de adorno para el Tabernáculo, causó su caída al persuadir a Aarón que hiciera una vaquilla dorada (Éxodo 32).

     “Lo más probable es que Marcos esté implicando que la misión de los discípulos es una participación en el nuevo éxodo inaugurado por Jesús... Los Doce no necesitarán las cosas normales para un viaje, porque estarán entrando en esta obra divina de liberación escatológica, y el Dios del éxodo y de Jesucristo les mantendrá por el camino” (Marcus, 389-390).

    “Donde quiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de allí” (v. 10). Esta orden tiene dos propósitos: Primero, evita que haya malos sentimientos entre dueños que puedan avergonzarse si los discípulos se van de su casa en busca de mejor alojamiento. Segundo, evita que los discípulos se dejen distraer por su comodidad física.

¿Hasta que punto se pueden aplicar estas prohibiciones a los discípulos de hoy?

¿Requiere Cristo de nosotros esta misma libertad de posesiones?

- Por un lado podemos decir que no. Jesús da estas direcciones a discípulos involucrados en un ministerio particular de corto plazo. También, su ambiente es bastante diferente – hospitalidad judía mandaba que aldeanos recibieran y proveyeran por los que viajan. “Cuando un forastero entraba en la aldea, no era su deber buscarle hospitalidad; era la obligación de la aldea ofrecérsela” (Barclay, 144). Hoy día no existe ninguna obligación parecida en la mayoría de lugares, por lo tanto, debemos estar preparados para proveernos nuestras propias necesidades mientras viajamos.

- Por el otro lado podemos decir que sí. Las instrucciones de Jesús requerían que los discípulos se fijaran en su misión en vez de su comodidad personal. Jesús les llamó para cumplir un gran propósito, y no debían distraerse con cosas tan triviales. Esto traspasa el tiempo. “En este sentido, los de la iglesia americana del siglo XX necesitamos arrepentirnos primero para después poder proclamar el arrepentimiento a los demás de una manera efectiva.

- El ejemplo de la iglesia del Nuevo Testamento es útil aquí. Brooks anota que no hay indicación de que Pablo observara las mismas restricciones que Jesús les dio a los doce. “De todos modos existen unos principios básicos en una misión que son relevantes en cualquier edad, como simplicidad de vida y estar contento con las provisiones. Muchos misioneros modernos, en toda su afluencia, se han olvidado de estas cosas” (Brooks, 102).

Esta tensión nunca se resuelve fácilmente. ¿Se mejora el ministerio porque el pastor tiene un coche – y un ordenador – y una biblioteca profesional? ¡Seguramente sí! ¿Se mejora el ministerio con una congregación que goza de un bonito edificio para su iglesia? ¡Seguramente! ¿Se convierten a veces estas cosas en metas por si, distrayéndonos de nuestra misión? ¡Claro que sí! ¿Cómo podemos dirigir el ministerio de la iglesia sin presupuestos o contratos de compensación pastoral para distraernos?

¡Por medio de la oración y la vigilia constante!

“Sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, en testimonio á ellos” (v. 11). Judíos que regresaban de territorios paganos se sacudían el polvo pagano como gesto de limpieza y desprecio. Cuando los discípulos se sacuden el polvo de una aldea poco receptiva, declaran que esa aldea es pagana – y anuncian la sentencia de Dios sobre esa aldea – lavándose las manos de cualquier otra responsabilidad relacionada con esa aldea (Guelich, 322-323). El gesto sirve de aviso a los aldeanos que ofenden y libera a los discípulos para poder moverse hacia tierras más fértiles. Su responsabilidad es la fiel proclamación – no el éxito.



VERSÍCULOS 12-13: Y ECHABAN FUERA MUCHOS DEMONIOS.

12 Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. 13Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite á muchos enfermos, y sanaban.

   Los discípulos van a donde les mande Cristo y hacen lo que Cristo les mande hacer. No son grandes hombres, pero sí cumplen grandes cosas en nombre de Cristo. Como Juan Bautista (1:4) y Jesús (1:15), ellos predican el arrepentimiento (v. 12). Como Jesús, echan fuera demonios (1:25-26, 34, 39, 5:1-13). Como Jesús, curan a los enfermos pero, no como Jesús, ungen con aceite. Al escribir este Evangelio, ungir con aceite es un ministerio regular de la iglesia. Santiago pide ungir a los enfermos, pero dice que es la fiel oración la que les salva (Santiago 5:14-15).



VERSÍCULO 30: LOS APÓSTOLES LE CONTARON A JESÚS.

30Y los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado.

Éste es un relato bastante simple de lo que los discípulos le cuentan a Jesús, y no da ninguna explicación de sus dificultades ni sus logros. Cierra la historia de la misión de los discípulos. También sirve para cerrar un paréntesis (las instrucciones que Jesús da a los discípulos para su misión abren el paréntesis) de la historia de la muerte de Juan Bautista. La historia de la muerte de Juan es, por lo tanto, una historia situada dentro de la historia de esta misión.

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BIBLIOGRAFÍA:

Barclay, William, Gospel of Mark (Edinburgh: The Saint Andrew Press, 1954)

Brooks, James A, The New American Commentary: Mark (Nashville: Broadman Press, 1991)

Brueggemann, Walter; Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R.; and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV -- Year B (Louisville: Westminster John Knox Press, 1993).

Craddock, Fred B.; Hayes, John H.; Holladay, Carl R.; Tucker, Gene M., Preaching Through the Christian Year, B (Valley Forge: Trinity Press International, 1993)

Edwards, James R., The Gospel According to Mark (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 2002)

France, R.T., The New International Greek Testament Commentary: The Gospel of Mark (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 2002)

Geddert, Timothy J., Believers Church Bible Commentary: Mark (Scottdale, PA: Herald Press, 2001)

Grant, Frederick C. and Luccock, Halford E., The Interpreter's Bible, Vol. 7 (Nashville: Abingdon, 1951)

Guelich, Robert A., Word Biblical Commentary: Mark 1 - 8:26 (Dallas: Word Books, 1989)

Hare, Douglas R. A., Westminster Bible Companion: Mark (Louisville: Westminster John Knox Press, 1996)




Escándalo e Incredulidad- Sermon predicado el Domingo 8 de Julio del 2012.-Iglesia Presbiteriana Jesus El Buen Pastor- Palestina de los Altos- Guatemala


“Escándalo   e   incredulidad”



PASAJE BÍBLICO: Marcos 6:1-6.

EXÉGESIS:



CAPÍTULOS 3-6: EL CONTEXTO.

Ambas historias: la visita de Jesús a su pueblo natal y la comisión de los doce son dos historias separadas. La primera tiene que ver con creer o no creer. La segunda tiene que ver con la llamada de los discípulos para proclamar el Evangelio. Ambas historias tratan el tema de la aceptación o el rechazo de Cristo o sus representantes. Brueggemann sugiere que el pastor escoja una de ellas en vez de intentar integrarlas en un solo sermón (Brueggemann, 418).



Marcos sitúa estas dos historias después de los milagros de capítulo 5: Jesús sana al endemoniado  Gadareno (5:1-20), Jesús sana/resucita a la hija de Jairo (5:21-23, 35-43), y Jesús sana a la mujer con una hemorragia (5:24-34). En estas historias, Jesús demostró sus maravillas en ambos lados del Mar Galileo – el lado gentil al este y el lado judío al oeste. Los que fueron testigos de sus maravillas, gentiles y judíos, quedaron asombrados (5:20, 42). La visita de Jesús a su pueblo natal, por lo tanto, es precedida por grandes demostraciones del poder de Jesús. Por lo que su pueblo natal sabe de estos milagros, tiene razón para estar orgulloso. Pensaríamos que le darían la bienvenida con un desfile – pero no lo hacen.



Sin embargo, ésta no es la primera vez que se menciona la visita de Jesús a su pueblo natal en este Evangelio. Durante una visita anterior, su familia “vino para prenderle: porque decían: Está fuera de sí. Y los escribas que habían venido de Jerusalén, decían que tenía á Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios” (3:21-22). Quizá no nos debe sorprender que su gente no le reciba de manera más cariñosa durante su próxima visita.



Inmediatamente después de estas dos historias, Marcos nos relata la muerte de Juan Bautista (6:14-29). La llamada de los discípulos, por lo tanto, aparece justo en medio de dos historias de profetas rechazados – Jesús es rechazado por su pueblo natal (vv. 1-6a) y Juan es matado por el rey (vv. 14-29). Después de la muerte de Juan Bautista, Marcos relata como los discípulos se juntaron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho durante la misión en la que les había mandado (6:30) – quizá sugiriendo que, no importa cuan oscuro sea el momento, la iglesia continúa con su obra. Dios no será parado ni siquiera por la muerte de uno de sus mejores sirvientes.



La noticia de la muerte de Juan Bautista (6:14-29) se encuentra entre el relato de Jesús mandando a los discípulos a cumplir una misión (6:7-13) y ellos contándole a Jesús sobre sus resultados (6:30). Las historias del rechazo de Jesús en Nazarea y la muerte de Juan demuestran la fuerza del mal ya preparado contra los profetas de Dios y nos preparan para lo que se acerca para Jesús. También nos preparan para la oposición que enfrentarán los discípulos de la temprana iglesia y nos avisan que no debemos esperar que un mundo malo invite nuestro testimonio de Cristo más cariñosamente de lo que lo hizo con Cristo.





VERSÍCULOS 1-3: Y SE ESCANDALIZABA EN ÉL.



1Y salió de allí, y vino á su tierra (griego: patrida), y le siguieron sus discípulos. 2Y llegado el sábado, comenzó á enseñar en la sinagoga; y muchos oyéndole, estaban atónitos, diciendo: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es ésta que le es dada, y tales maravillas que por sus manos son hechas? 3¿No es éste el carpintero (griego: tekton), hijo de María, hermano de Jacobo, y de José, y de Judas, y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros, sus hermanas? Y se escandalizaban (griego: eskandalizonto – escandalizaban – ofendían) en él.





“Su tierra” – griego: patrida (v. 1). Patrida está relacionado a patros, la palabra griega para ‘padre.’ Patrida puede significar tierra paterna, pero aquí se traduce como pueblo natal. Aquí, Nazarea no se identifica por nombre, pero antes Marcos nos dijo que “Jesús vino de Nazarea de Galilea” (1:9). Desde entonces ha hecho su hogar en Capernaum (2:1; véase también Mateo 4:13), pero Nazarea es su pueblo natal – el lugar donde se crió – el lugar donde vive su familia – el lugar adonde esperaríamos que él regresara a visitar sus raíces.



Nazarea es una aldea de unas 500 personas (Hare, 68; Edwards, 169) o de entre 1,600 a 2,000 personas (Perkins, 592) – un pueblo lo suficientemente pequeño para que todos se conozcan – y para que conozcan también sus idas y venidas. No es de esperar que estos aldeanos fueran muy sofisticados o que se adaptaran fácilmente a nuevas ideas.



“Y le siguieron sus discípulos” (v. 1). Esto no se trata de un niño local que regresa a su hogar para una visita casual. Jesús tiene a sus discípulos con él, y esto le marca como Rabí.



“Comenzó á enseñar en la sinagoga” (v. 2). El ministerio de Jesús se caracteriza por su enseñanza y sus maravillas. La sinagoga es un centro religioso y social de la comunidad, y enseñanza es una parte importante del trabajo de la sinagoga. En una época en la que muchos no pueden leer ni tienen acceso a las preciosas volutas, oír las escrituras leídas y explicadas en la sinagoga es la mejor manera de aprender sobre su herencia religiosa. Sin embargo, este Evangelio no nos volverá a mencionar ninguna otra ocasión en la que Jesús enseña en una sinagoga. De aquí en adelante, enseñará en hogares (7:17, 24; 9:33; 10:10).



La gente está sorprendida, y le asigna a Jesús sabiduría y maravillas. Parece que el pueblo responde de manera favorable y que, como debe ser, está orgulloso de este niño local que ha llegado a ser tan importante. Pero cuando preguntan, “¿No es éste el carpintero hijo de María.... Y se escandalizaban en él” (v. 3). Aunque oyen algo especial en las enseñanzas de Jesús – palabras de sabiduría – en vez de atraerles, sus palabras les ofenden. “El desprecio de los ciudadanos nazarenos está obviamente ligado a las raíces de Jesús. Sus expectativas excluyen la posibilidad de que él no pueda ser nada más que un niño local haciéndose el importante” (Brueggemann, 419).



“¿No es éste el tekton?” (v. 3). Un tekton es un carpintero o cantero – seguramente, en este caso se refiere a un carpintero. Tales oficios son respetados y bien pagados, y “rabíes, por la naturaleza de su oficio, enseñan sin paga. Tal era la práctica de Pablo” (Brooks, 99). Sin embargo, hay dos problemas aquí. El primero es que Jesús no ha pasado por el entrenamiento formal por el que deben pasar los rabíes. El segundo es que los escribas que habían venido de Jerusalén ya andaban esparciendo rumores maliciosos de Jesús, diciendo “que tenía á Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios” (3:22). Los vecinos de Jesús, por lo tanto, no están dispuestos a aceptar que él sea nada más que un tekton – un carpintero.



Luccock llama a estos vecinos gente que “busca hechos” – gente que coloca su fe en hechos y que basan sus conclusiones en la suma de estos hechos (Luccock, 727). Hoy se utiliza la frase “cuenta habas” – gente que confía demasiado en datos – que no ve el bosque por mirar demasiado los árboles – que está dispuesta a moverse en direcciones equivocadas basándose en sus respuestas “correctas.”



“Hijo de María” (v. 3). Gente suele identificar a un hombre por su relación con su padre en vez de con su madre, y así se le identifica en Juan 6:42. Es posible que para entonces José ya haya fallecido, aunque esperaríamos que gente identificara a Jesús por el nombre de su padre aún después de su muerte. Identificar a Jesús como el hijo de María puede ser un comentario mal intencionado refiriéndose a la legitimidad de su nacimiento.



Marcos nombra cuatro hermanos de Jesús – Santiago, José, Judas, y Simeón. Antes, la familia de Jesús “vino para prenderle: porque decían: Está fuera de sí” (3:21). Cuando la gente le dijo a Jesús que su madre y hermanos le estaban esperando, él respondió, “cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano, y mi hermana, y mi madre” (3:35).



Después de la resurrección, Jesús se le aparecerá a Santiago (1 Corintios 15:7). Santiago se convertirá en apóstol (Galatos 1:9) y en un pilar de la iglesia en Jerusalén (Galatos 2:9). Judas puede ser autor del libro del Nuevo Testamento que lleva su nombre, pero no se sabe con seguridad. Sabemos poco de los demás hermanos y hermanas de Jesús, “pero mención de los hermanos de Jesús reuniéndose con los discípulos en Hechos 1:14, y referencias al adelphoi tou kuriou al lado de Pablo, Pedro, y los demás apóstoles en 1 Corintios 9:5, sugieren que la familia entera de Jesús eventualmente se unió a la iglesia” (France, 243).



Existe una antigua controversia sobre los hermanos y hermanas de Jesús. Protestantes piensan de ellos como hijos naturales de José y María. Católicos, favoreciendo la doctrina de la perpetua virginidad de María, los consideran de otra manera – como primos o hijos de José de un previo matrimonio.



Jesús experimentó oposición por parte de demonios (1:24; 5:7), por parte de autoridades religiosas (2:16, 18, 24; 3:6, 22), y aún por parte de su propia familia (3:21), pero ésta es la primera vez que es rechazado por gente común judía. No será la última vez (15:11-14).







VERSÍCULOS 4-6a: Y ESTABA MARAVILLADO DE LA INCREDULIDAD DE ELLOS.



4  Mas Jesús les decía: No hay profeta deshonrado sino en su tierra, y entre sus parientes, y en su casa. 5 Y no pudo hacer allí alguna maravilla (griego: dunamin – la palabra de donde viene la palabra ‘dinamita’); solamente sanó unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. 6Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos.





“No hay profeta deshonrado sino en su tierra, y entre sus parientes, y en su casa” (v. 4). Jesús le añade a un proverbio conocido, incluyendo ‘parientes’ y ‘casa’ – al hacer esto, dibuja tres círculos concéntricos, cada círculo acercando el proverbio más a la casa (Edwards, 174).



Cuando se aplica el proverbio a si mismo, Jesús implica que es, ciertamente, un profeta, y que los nazarenos son culpables de rechazarle, como tantas veces los israelitas han hecho con los profetas.



Capítulos 4-5 están llenos de maravillas – el calmar de la tormenta (4:35-41); el exorcismo  del  endemoniado  Gadareno (5:1-20); la resurrección de la hija de Jairo (5:21-24; 35-43); y el sanar de la mujer de la hemorragia (5:25-34).



El exorcizo tomó lugar en territorio gentil, pero Jesús no puede hacer maravillas en su pueblo natal. Está maravillado por su incredulidad (v. 6). Con esto surge el tema entre la fe y el sanar. ¿Rehúsa Jesús sanar a los incrédulos – o quedan sus maravillas constreñidas en presencia de incredulidad? – ¿Es él incapaz de sanar a los incrédulos?

Creer que no poder hacer un milagro de sanar muestra una falta de fe “es una manera común de racionalizar oraciones no correspondidas, pero no constituye un concepto bíblico” (Geddert, 136).



Cristianos con buenas intenciones a veces hacen más daño a enfermos diciéndoles que la razón por su enfermedad se basa en su falta de fe. La verdad es que gente llena de fe también se pone enferma y muere. El Señor sana alguna gente de fe, pero no a toda.



Existe un poco de misterio aquí – un poco de ambigüedad que debemos aceptar. Quizá la mejor explicación aquí es que hay dos fenómenos: Primero, incrédulos fallan al no beneficiarse del poder de Dios. Segundo, Dios está menos dispuesto a actuar a favor de gente incrédula. Más que esto, no podemos estar muy seguros.





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BIBLIOGRAFÍA:

Barclay, William, Gospel of Mark (Edinburgh: The Saint Andrew Press, 1954)

Brooks, James A, The New American Commentary: Mark (Nashville: Broadman Press, 1991)

Brueggemann, Walter; Cousar, Charles B.; Gaventa, Beverly R.; and Newsome, James D., Texts for Preaching: A Lectionary Commentary Based on the NRSV -- Year B (Louisville: Westminster John Knox Press, 1993)

Craddock, Fred B.; Hayes, John H.; Holladay, Carl R.; Tucker, Gene M., Preaching Through the Christian Year, B (Valley Forge: Trinity Press International, 1993)

Edwards, James R., The Gospel According to Mark (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 2002)

France, R.T., The New International Greek Testament Commentary: The Gospel of Mark (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 2002)

Geddert, Timothy J., Believers Church Bible Commentary: Mark (Scottdale, PA: Herald Press, 2001)

Grant, Frederick C. and Luccock, Halford E., The Interpreter's Bible, Vol. 7 (Nashville: Abingdon, 1951)

Guelich, Robert A., Word Biblical Commentary: Mark 1 - 8:26 (Dallas: Word Books, 1989)




domingo, 1 de julio de 2012


“LA   GRAN   COMISION”



PASAJE BÍBLICO: Mateo 28:16-20



EXÉGESIS:



VERSÍCULOS 16-20:



Los varios Evangelios enfatizan aspectos diferentes de esta comisión:



- Lucas limita a Jerusalén las apariciones de resurrección y enfatiza el arrepentimiento y el perdón de los pecados (Lucas 24:46-48). En Hechos 1:8, Lucas describe la promesa del poder de Jesús y su mandamiento de ir “hasta los fines de la tierra.



- En el Evangelio de Juan, Jesús les da a los discípulos el poder de perdonar o retener pecados (Juan 20:23).



- Desde el principio, Mateo ha enfatizado la enseñanza de Jesús. El Sermón en el Monte, pronto en el ministerio de Jesús (capítulos 5-7) constituye la colección más grande de enseñanzas de Jesús en el Nuevo Testamento. Ahora, Mateo relata el último acto de ministerio de Jesús “en términos rabínicos: los discípulos han de bautizar, hacer discípulos, y enseñar” (Johnson, 621).



Veremos en el libro de Hechos que la iglesia toma un papel evangélico, más orientado hacia el ministerio. Este papel es muy diferente al que hemos visto de los discípulos hasta ahora. “¿Por qué este cambio tan dramático y repentino?



Pues, seguramente por la resurrección de Jesús, sumado al encargo que les dio a sus seguidores de hacer discípulos de todas las naciones” (Morris, 744).



Este texto ha tenido una influencia significante en la iglesia. Marca la aprobación de Jesús del bautizo como elemento clave de ser discípulo. De esta manera, el bautizo se convierte en la norma para cristianos. El bautizo nos da la fórmula trinitaria (“en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”) que la iglesia ha seguido a través de los siglos. “Y al ligar el bautizo con la obra de ser discípulo, esto proporcionó el apoyo necesario para anabaptistas y grupos más tardíos que defendían el bautizo de los creyentes” (Gardner).





VERSÍCULO 16: MAS LOS ONCE DISCÍPULOS SE FUERON A GALILEA.



16Mas los once discípulos se fueron á Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.



“Once” nos recuerda de la traición de Judas. El número original de discípulos se relaciona con los doce hijos de Judá y las doce tribus de Israel. Donde antes había doce apóstoles, ahora hay once. Lucas relata la restauración del número original con la elevación de Matías al apostolado (Hechos 1:12-26), pero Mateo habla de la Gran Comisión cayendo sobre los once. “El número ‘once’ flaquea... La iglesia que Jesús manda al mundo es falible, ‘once-algo,’ imperfecta. Aún, Jesús usa exactamente tal iglesia para hacer su obra perfecta... Jesús toma este número imperfecto y le da la vocación perfecta” (Bruner, 1090).



Los discípulos fueron a Galilea. Jesús había nacido a la sombra de Jerusalén, pero José y María se lo llevaron a Galilea después de su regreso de Egipto por miedo a Arquelao, el hijo de Herodes que regía en Judea tras la muerte de su padre (2:22-23). Jesús, por lo tanto, se crió en una zona remota, lejos del Templo. Galilea era conocida como Galilea de los Gentiles (4:15) porque servía de hogar para muchos gentiles. “Entonces Galilea, para Mateo, marca una separación de la ‘pureza’ de la ciudad sagrada y, con esta separación, representa el mundo gentil que ocupa el más allá” (Pfatteicher, 12). La mayoría del ministerio de Jesús tomó lugar en Galilea, y regresa allí para comisionar a sus discípulos.



Los discípulos “van al monte donde Jesús les había ordenado.” En este Evangelio, cosas importantes pasan en las montañas: El Sermón en el Monte – la última tentación – la Transfiguración. No sabemos el nombre de esta montaña, pero su ubicación no es relevante. Su significado es más teológico que geográfico, y demuestra la importancia de esta comisión.



Jesús le dijo a María Magdalena y a la otra María, “Id, dad las nuevas á mis hermanos, para que vayan á Galilea, y allí me verán” (28:10). Mientras que a mujeres no se les permite hacer de testigos en la corte, Jesús les escogió a ellas para dar testimonio de su resurrección. Mientras que la costumbre normal es que los hombres mandan y las mujeres obedecen, Jesús les dice a estas mujeres que les manden a los hombres ir a Galilea. Los hombres podrían dudar del testimonio de las mujeres. Primero, (solo) son mujeres. Segundo, ¡qué difícil debe ser creer que un hombre muerto ha resucitado! La orden es ir a Galilea, una larga caminata. Igual que las mujeres merecen ser alabadas por cumplir con sus órdenes, también los hombres se lo merecen. Es un hecho de fe empezar el viaje a Galilea.





VERSÍCULO 17: PERO ALGUNOS DUDABAN.



17. Y como le vieron, le adoraron: mas algunos dudaban.



Ésta es la primera vez en este Evangelio que encontramos juntos a los discípulos desde que Jesús fue arrestado y abandonado por los discípulos (26:56). Solo María Magdalena y la otra María han visto al Cristo resucitado. En cuanto al estado mental de los discípulos mientras caminan hacia la montaña solo podemos especular, pero sabemos lo que pasa cuando por fin ven a Jesús – “le vieron, le adoraron: mas algunos dudaban” (la palabra griega también significa “vacilaron).”

No nos debe sorprender ninguna de las dos reacciones – alabar o dudar (vacilar). Es de esperar que los discípulos alaben a Jesús. Saben que fue matado y enterrado. Saben que el Viernes Santo fue el final. Ahora ven a Jesús vivo de nuevo, confirmando sin lugar a duda que él es el Mesías. Con sus propios ojos ven que su maestro es el Señor de vida, y que puede ejercer su poder hasta sobre la muerte.



Pero tampoco nos debe sorprender que algunos duden o vacilen. Nada en su experiencia les ha preparado para lo que ven, excepto quizá la resurrección de Lázaro, que no se menciona en este Evangelio (véase Juan 11). Antes, Jesús observó, “Si no oyen á Moisés y á los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:31). Ahora los propios discípulos de Jesús experimentan un rasgo de duda al ver a Jesús resucitado de la muerte.



Casi nos atrevemos a criticar a los discípulos por su duda, pero no debemos suponer que nosotros lo hubiéramos hecho mejor. Jesús no les riñe. Comprende su duda y, en vez, se dirige a su fe. Comprende su fragilidad pero, aún así, les pide que sigan su obra. “No es a los ángeles o a los creyentes perfectos a quienes confía la misión del mundo, sino que a la comunidad de discípulos que alaban o que dudan,” (Boring, 503).



Para poder cumplir el papel que Jesús les otorga, los discípulos han de crecer. Mientras que su conducta en el libro de Hechos es menos que espectacular, seguirán confrontándose con grave oposición a lo largo de su ministerio. Cosecharán semillas que tomarán raíces – se multiplicarán – flotando a través de océanos sobre vientos de fe. La elección de Jesús al escoger a esta gente ordinaria para cumplir una misión extraordinaria concuerda con la obra histórica de Dios. Dios escogió al joven David en vez de a uno de sus fuertes hermanos. Dios mandó la mayoría del ejército de Gideón a casa antes de mandar el resto a la batalla. Para Dios, nuestra habilidad es menos importante que nuestra disponibilidad. Además, nuestra habilidad puede llegar a obstruir el camino si dejamos que nuestros éxitos oscurezcan el papel de Dios.





VERSÍCULO 18: TODA POTESTAD ME ES DADA EN EL CIELO Y EN LA TIERRA.



18Y llegando Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.



“Y llegando Jesús.” Lo normal es que el que suplica se acerque a la autoridad en vez de al revés – el discípulo viene al maestro – el enfermo viene al curandero. Jesús le da la vuelta a los papeles aquí, quizá para calmar la duda o vacilación – quizá para demostrar su propio acercamiento – quizá para modelar el tipo de “acercamiento” que él espera de sus discípulos para cumplir la Gran Comisión.



Antes, Jesús exclamó, “Todas las cosas me son entregadas de mi Padre” (11:27). Ahora exclama, “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.” El modelo de esta declaración está en Daniel 7:14, “Y fuéle dado señorío, y gloria, y reino; y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron; su señorío, señorío eterno, que no será transitorio, y su reino que no se corromperá.



A menudo Mateo habla de autoridad (7:29; 8:9; 9:6; 10:1; 21:23; 24, 27). Dios le ha dado a Jesús la autoridad, y Jesús la ejerce ahora y en la sentencia final. Su autoridad incluye el cielo y la tierra. No hay tiempo ni lugar donde su autoridad no aplique. “El Jesús que sufrió y fue humillado ahora ha sido completamente vindicado por Dios” (Senior, 346). “Él es el director general del universo, y tiene completo control del mundo” (Bruner, 1094).



Claramente, esta autoridad establece el derecho de Jesús de esperar obediencia de sus discípulos y de su habilidad para darles el poder. “Los discípulos son otorgados los credenciales para su misión pero, aún más, también son otorgados el poder que necesitan para cumplirla” (Brueggemann, 344).





VERSÍCULO 19: POR TANTO ID Y ADOCTRINAR A TODOS LOS GENTILES.



19Por tanto, id, y adoctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.



Jesús les manda a sus discípulos que “doctrinad á todos los Gentiles.” En griego, “adoctrinar” es el único verbo imperativo. Yendo, bautizando, y adoctrinando son participios, subordinados al imperativo “adoctrinar.” La misión es “adoctrinar.” Para cumplir esta misión, los discípulos deben ir, bautizar, y enseñar. De esta manera, cada uno de estos participios tiene un carácter imperativo – pero el único verbo imperativo en esta comisión es “hacer discípulos.”



Un discípulo es un estudiante o seguidor – una persona dedicada a aprender lo que el maestro tenga que enseñarle. Típicamente, un joven que aspiraba ser un rabí le pediría a un rabí practicante que le aceptara como discípulo. Un paralelo moderno puede ser un estudiante interno – o un estudiante de música que le pide a un maestro de música que sea su profesor o profesora. Del discípulo se espera no solo que aprenda lo que el rabí enseña, sino que también practique lo que el rabí predica. Es decir, la idea no es simplemente aprender del rabí, sino también vivir como él. Por lo tanto “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (v. 20) es un componente natural de la Gran Comisión de Jesús.



Es interesante ver lo que Jesús incluye y no incluye en esta comisión. No les manda a los discípulos predicar – evangelizar – ganarse el mundo. “Usa una palabra más tranquila, menos llamativa. Es una palabra casi escolástica y algo escolar, ‘discípulo.’ ...Solo el Creador del Cosmos puede hacer grandezas como convertir, traer arrepentimiento, o impulsar a una persona que tome una decisión – toda autoridad es suya sola. Pero los discípulos pueden, deben, y harán el pequeño acto de servir de ‘discípulos’ para los demás – es decir, pasarán mucho tiempo con gente – con la confianza que tarde o temprano el Creador del Cosmos creará en esta gente la decisión de bautizarse” (Bruner, 1097).



Han de “adoctrinar a todas étnicas.” La palabra étnica es a menudo traducida como nación, pero judíos griego-hablantes usan esa palabra para referirse a los gentiles. Antes, Jesús les instruyó a los discípulos, “Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis” (10:5). Ahora, Jesús retracta esa prohibición. Primero, los discípulos obraron entre judíos. Ahora ampliarán su misión entre el pueblo gentil.



En este Evangelio el pueblo gentil toma un papel principal. La genealogía de Jesús incluye a mujeres gentiles – Ruth y Rahab (1:5). Los Reyes Magos eran gentiles “del oriente” (2:1). Dios puede levantar hijos de Abrahán hasta de las piedras (3:9). Jesús se retira a Galilea de los gentiles (4:15). Un centurión romano expresa fe que excede toda la que Jesús ha encontrado en Israel, inspirando su comentario “muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos” (8:10-11). Jesus salva dos demoníacos en territorio gentil (8:28). Los gentiles ninivitas condenarán esta generación (12:41). Jesús premia una mujer cananea por su gran fe (15:28). “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles” (24:14). El Hijo del Hombre juzgará las naciones según respondan a la necesidad humana (25:31-46). Un centurión romano proclama, “Verdaderamente Hijo de Dios era éste” (27:54).



Los discípulos oyen la llamada “adoctrinar a todas étnicas,” pero no comprenden lo que implica. Solo más adelante podrán apreciar su significado por completo. En los capítulos anteriores de Hechos, aceptarán a los gentiles, pero solo a los judíos prosélitos. Solo después de mucho debate dramático e intervención de Dios (Hechos 10) empezarán a permitir gentiles a la iglesia. Pero este tema ya había sido resuelto al escribir este Evangelio.



En algunos lugares hoy, cristianos rehúsan la llamada de “adoctrinar a todas étnicas,” prefiriendo no intervenir en culturas y religiones indígenas. Aunque debemos admitir que a veces nos hemos equivocado en nuestros métodos de difundir el Evangelio, eso no nos libra de la responsabilidad de encontrar la manera correcta de hacerlo. Dios escoge o no escoge redimir al mundo por medio de Jesucristo. Si es así, tenemos una responsabilidad urgente de proclamar el Evangelio. Si no lo hacemos, tenemos poco que ofrecer más allá de simple instrucción moral y compañerismo social. Si no fuera por la respuesta de la iglesia a la Gran Comisión, poca gente hubiera sentido el poder redentor de Jesucristo. Su nombre solo sería una pequeña anotación histórica. Ahora, es nuestra responsabilidad continuar con su obra.



Las iglesias que no toman la Gran Comisión en serio desvanecen y mueren. Discípulos que tampoco la toman en serio no producen hijos espirituales. ¿Cómo podemos convencerles a nuestros hijos que paguen el precio de ser discípulos si no le adjuntamos ninguna urgencia? Como dice un personaje de una novela de P.D. James, “La respuesta oficial era que todas religiones tenían igual importancia. Debo decir que el resultado de esto me dejó con la convicción de que todas eran iguales por su falta de importancia.”



En la muy temprana iglesia, el bautizo se hacía en nombre de Jesús (Hechos 2:38; 8:16; 10:48; 19:5; Rom. 6:3; Gal. 3:27). La formula triádica del bautizo (“en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”) fue adoptada más tarde, y es esa tradición más tardía la que se refleja en el relato de Mateo de la Gran Comisión. Ser bautizado en el nombre indica una nueva relación, un renacer, una adopción. Ser bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo indica que la nueva relación incluye las tres partes de la Trinidad.





VERSÍCULO 20: YO ESTOY CON VOSOTROS HASTA EL FIN DEL MUNDO.



20Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.



“Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.” En este Evangelio, Jesús tuvo un ministerio de enseñanza significante (4:23; 5:2; 7:29; 9:35; 11:1; 13:34; 21:23; 26:65). Ahora, Jesús recluta a sus discípulos para seguir con ese ministerio.



Nuestra responsabilidad no termina con llevar a gente a tomar la decisión de seguir a Cristo. Debemos continuar con el proceso del discípulo, enseñando a nuevos discípulos lo que Jesús nos enseñó – y demostrando nuestra obediencia a esas enseñanzas. Mientras vivimos en esta tierra, ninguno de nosotros obedecerá o comprenderá perfectamente, por eso, el requisito de aprender nunca tiene fin.



OJO….Nosotros  hemos  titulado: GANAR- DISCIPULAR- CONSOLIDAR- ENVIAR.

“Enseñar es otra palabra tranquila... Discípulo – no te apresures, trabaja cuidadosamente con ellos, instrúyeles gentilmente” (Bruner, 1102). En este Evangelio, Jesús comienza su ministerio enseñando (con el Sermón en el Monte) y concluye su ministerio comisionando sus discípulos para que enseñen a todas las naciones. El énfasis en la enseñanza no es accidental, y marca la importancia que Mateo le da a la enseñanza dentro de la obra del discípulo.



No debemos olvidar la importancia de la palabra obedecer. Nuestra enseñanza debe cumplir más que simplemente transmitir información. También debemos persuadir a las étnicas que obedezcan a Jesús. Aquí, la línea se borra entre la enseñanza (donde el énfasis está en la transmisión de información) y el predicar (donde el énfasis está más en persuadir).



Ni tampoco debemos olvidar la importancia de la frase, “todas las cosas que os he mandado.” Jesús no nos permite el lujo de escoger que creer u obedecer.

“La obra es asombrosa, y esta ‘Gran Comisión’ le debería parecer ridícula a este pequeño grupo de discípulos. Al fin y al cabo, solo había once de ellos” (Long, 327). ¿Cómo sería posible llevar el Evangelio a todo el mundo? ¿Cómo podrían transmitir el amor de Jesús a gentes cuyas lenguas no podían comprender? ¿Cómo podrían llevar la palabra a continentes cuya existencia no podían ni imaginar? Y aún, por la gracia de Dios, ¡todo eso pasó!



¡La obra continúa siendo asombrosa! El mundo se ha hecho aún más complejo, peligroso, y hostil hacia Cristo. Hoy, muchos cristianos son víctimas de masacres en números que hacen al Coliseo de Roma parecer pequeño en comparación. Más cristianos han muerto por causa de persecución en el siglo 20 que en ningún otro, y el siglo 21 promete establecer un nuevo record. Y aún, el alabar a Cristo continúa creciendo en lugares donde se ha perseguido la mayor parte de un siglo. No debemos perder la fe, porque Dios nos da el poder necesario para cumplir nuestra obra.



“Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Este Evangelio empieza con las palabras del profeta, “He aquí la virgen concebirá y parirá un hijo, Y llamarás su nombre Emmanuel, que declarado, es: Con nosotros Dios” (1:23). Termina con la promesa que Jesús estará con nosotros siempre. “Donde Yahvé estaba anteriormente con su pueblo, Jesús ahora está con el suyo, la iglesia. Jesús, aunque físicamente no está presente entre ellos, no les ha abandonado. Está entre ellos, sin ser visto, y les da el poder de cumplir la misión que les ha dado” (Hagner). “Mateo siempre mira hacia delante al gran día cuando Jesús, que nunca ha abandonado a su gente, estará presente y visible en su gloria celestial y juzgará al mundo y dirá de nuevo ‘Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo’ (25:34)” (Johnson, 625). “Los discípulos han de obrar con Jesús, no simplemente para él” (Soards).

“En el Evangelio de Lucas la última palabra de Jesús habla de separación... En Mateo, al contrario, la última palabra promete la continuada presencia de Jesús” (Hare, 335). “La iglesia no ‘lo hace sola’ ni posee su propia autoridad. Su misión y mandamiento siguen derivándose de la presencia de su Señor, a quien toda autoridad ha sido otorgada” (Tiede y Kavanagh, 16).