miércoles, 14 de diciembre de 2011

SERMON PREDICADO RECIENTEMENTE POR LA EPOCA NAVIDEÑA

EL MARAVILLOSO SALVADOR


TEXTO Isaías 9:6-7

Pastor. Cesar  Barrios
Introducción

Isaías fue uno de los grandes profetas del siglo 8 antes de Cristo.  Vivió en la ciudad de Jerusalén, y su ministerio fue dirigido al Reino de Judá.   El pueblo de Dios estaba pasando por un momento muy difícil, por la amenaza que representaba el imperio de Asiria.  Por el año 722 a.C., Asiria invadió el territorio de Israel, causando devastación y muerte.  Isaías describe el resultado de esta invasión, en Is 8:22 (ver 2 Rey 15:29).    

Pero en Is 9, tenemos la promesa de una ayuda que llegaría a esa región del norte – a “Galilea de los gentiles” (Is 9:1).  Aunque el verbo está en tiempo pasado (“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz”, v.2), es un pasaje profético; describe un evento que iba a ocurrir en el futuro.

¿Qué es esa “gran luz”?   En resumidas palabras, era lo que iba a cambiar la situación de ‘tinieblas’.  Es nada menos que Cristo, el Salvador – no solo de Israel, sino del mundo entero (Ver Mat 4:15-16).  Por fin se estaba por cumplir la promesa de Dios hecha a Abraham (Gén 12:3b). 

¿Qué dice Isaías acerca de este gran Salvador?   Podemos observar tres cosas fundamentales.  Este gran Salvador será:



1. UNA FIGURA SENCILLA (v.6a).

Estamos tan acostumbrados a estos versos, que ya no nos impactan.   Por eso, tenemos que reflexionar un poco más sobre el contexto histórico en el cual Isaías predica la Palabra de Dios.

El profeta está hablando de un tiempo de gran sufrimiento para el pueblo de Dios (v.1).  Él promete que vendrá un Salvador, que cambiará la historia.  La muerte producida por la invasión de Asiria, dará lugar a la multiplicación del pueblo (v.3a); la tristeza de la guerra se convertirá en gran alegría (v.3b).  El Salvador que vendrá quebrantará el yugo del opresor (v.4), y destruirá todo rastro de guerra (v.5). 

La pregunta es, ¿quién sería capaz de hacer todo esto?  A manera de respuesta podríamos esperar que Isaías nombrara una figura como, ‘Jehová de los ejércitos’ o ‘el Santo de Israel’ (ver Sal 46:7,11).  Sin embargo, Isaías habla de una figura tan sencilla: “un niño nos es nacido, hijo nos es dado…”. 

Pero, ¿qué puede hacer un niño en un contexto como éste?  ¿No sería un niño demasiado débil para dicha situación?  Al meditar en estas interrogantes, viene a la mente las palabras de Pablo en 1 Cor 1:25, “lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”.   Dios tantas veces se glorifica usando un instrumento aparentemente débil e insignificante.

Pero, ¿de quién está hablando?   La figura del niño viene de Is 7:14.  Muchas personas, al leer ese texto piensan inmediatamente en la Virgen María y el Señor Jesucristo. Pero hay que tener cuidado, Is 7:15-16 indica que esa no puede ser la interpretación correcta.  En menos de cinco años, antes que el niño sepa distinguir entre lo malo y lo bueno, el ejército de Asiria iba a invadir Siria e Israel, trayendo gran devastación.  Así que el niño de Is 7:14 era, en primer lugar, un niño que nació normalmente, en los días de Isaías.  En realidad, es más que probable que el niño haya sido uno de los hijos de Isaías, a quien lo llamó ‘Emanuel’ (ver Is 8:8).  

La explicación está en Is 8:18.   Los hijos de Isaías fueron “señales y presagios” en Israel; es decir, simbolizaban ciertas cosas o personajes del futuro.  En el caso del niño Emanuel, él representaba al Mesías, que iba a nacer 700 años después, en Belén de Judá.  El Salvador del mundo vino en la forma de un bebé.  ¡Que figura tan sencilla!   Sin embargo, este bebé estaba destinado a salvarnos del yugo de Satanás, y de las tinieblas espirituales de la opresión del pecado.  

¿Cómo pudo hacer todo esto?   Bueno, no era cualquier niño.  Veamos algunos detalles de este niño:

  1. Fue hijo de Abraham – en Gén 12:3, Dios había prometido, “y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.  Posteriormente, Dios fue más específico.  Habló de un descendiente de Abraham, por medio de quien vendría la salvación a todo el mundo (Gén 12:7).  Como Pablo aclara, en Gál 3:16, ese descendiente era Cristo.

  1. Fue de la tribu de Judá.  Siglos antes, Dios había dado la promesa que vendría un Salvador de la tribu de Judá (Gén 49:10).  Esta promesa también se cumplió en el bebé de Belén.

  1. Fue de la raíz de Isaí (Is 11:1).  Isaí fue el padre de David.  El Salvador iba a ser un segundo David; iba a establecer el reino de Dios, y derrotar a los grandes enemigos del pueblo de Dios (el mundo, la ‘carne’ y Satanás).

  1. Fue Hijo de David.  Dios había prometido darle una descendencia eterna (2 Sam 7:16); esto se cumplió en la Persona de Cristo.

Con justa razón, este “niño” vino a ser el Salvador del mundo.  Aunque fue una figura tan sencilla, y humanamente hablando no había mucha posibilidad que un “niño” fuera el Salvador del mundo, esto se cumplió en Cristo.  Lo importante no era lo que el niño aparentaba, sino las promesas de Dios, que había dado  alo largo de los siglos, desde los tiempos de David.

Este bebé es de quien Pablo habla, cuando describe su nacimiento en Gal 4:4, “cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer…”.   Con razón, vino a ser el Salvador del mundo.  Fue Emanuel, ‘Dios con nosotros’.

REFLEXIÓN:
¿En qué condición te encuentras hoy?  ¿Cuáles son tus luchas y necesidades?   ¿Puedes identificarte con Is 8:22 - 9:1?  ¡Entonces necesitas este Niño!

2. UN PERSONAJE INCREÍBLE (v.6b).

El Niño, a quien Isaías predice, el profeta lo describe usando CUATRO nombres, que resaltan Sus características principales:

a. Admirable Consejero
Una de las razones por la cual el pueblo de Israel estaba en ‘tinieblas’ era que no habían prestado atención al consejo de Dios (Is 8:19-20).  Desde Is 7:1, Dios venía hablando al rey de Judá, pero él no quiso escuchar.  No le interesó el consejo de Dios, porque prefería consultar a los hombres.    En lugar de consultar a Dios, los líderes de Judá consultaron a los brujos.   En ellos se cumplió la palabra, ‘Maldito el hombre que confía en los hombres’. 

Lo que el pueblo tenía que hacer era acercarse al gran Consejero.   Esto era lo que el pueblo le hacía falta.  Él es la Sabiduría de Dios (1 Cor 1:24, 30; Col 2:3). 

¡Qué tremenda sabiduría hay en Cristo!  Por eso Isaías lo llama, “Admirable Consejero”. 
La palabra significa, ‘maravilloso’; tiene la idea de, ‘sobrenatural’.

ILUSTRACIÓN: Las respuestas que Cristo daba a preguntas capciosas (Mat 22:22, 33).

REFLEXIÓN:
¿Necesitas respuestas a tus preguntas?
¿Necesitas saber cómo vivir, qué decisiones tomar?
¿Necesitas un buen consejo?

¡Ven al Niño de Belén! 
Él es “Admirable Consejero”.

b. Dios Fuerte
En el tiempo de Isaías, el pueblo de Dios enfrentaba enemigos tremendamente fuertes:
i.                    La confederación de Israel y Siria (ver Is 7:1-2).
ii.                  El imperio de asiria (Is 8:6-8).
iii.                El rey de Egipto.

Estos enemigos estremecían al corazón del pueblo de Dios (Is 7:2); aun el profeta Isaías se vio afectado por esta situación (Is 8:11-12). 

¿Cuál era la solución?  Era ver que había Alguien mucho más fuerte que todos esos reinos –  ese era, Jehová, el ‘Fuerte de Israel’ (Is 1:24).   Miren lo que hace este Gran Dios (Is 7:18).   Con un solo ‘silbido’, controla los dos reyes de las grandes super potencias de ese tiempo – Asiria y Egipto.  Ellos parecían ser grandes y fuertes, pero había una más fuerte todavía, y delante de Él, ellos no eran nada más que ‘moscas’ o ‘abejas’.  Las naciones – aun los grandes imperios, son pequeños en Sus manos (Is 40:15).
¡Impresionante!  El Niño que va a nacer será nada menos que ‘el Fuerte de Israel’.

Cristo es ese ‘poderoso gigante’, que lucha a nuestro favor.

ILUSTRACIÓN: Cristo calmando la tormenta en el Mar de Galilea (Marcos 4:37-40).

REFLEXIÓN:
¿Estás enfrentando grandes problemas?
¿Sientes que te ‘hundes’, porque los problemas son tan grandes?
¿Necesitas alguien que te dé fuerzas?

¡Ven al Niño de Belén!
Él es “Dios Fuerte”.

c. Padre Eterno
A primera vista, este es el nombre más extraño. ¡Un “hijo” que es “Padre”!   Uno podría pensar que se está confundiendo las Personas de la Trinidad – Dios el Hijo con Dios el Padre.  Pero aquí la palabra, ‘Padre’, se usa como título de honor y respeto (2 Rey 2:12), y no como un nombre trinitario.

‘Padre’ – figura de autoridad; digno de respeto y obediencia (ver 2 Rey 2:12).

Este nombre o título también fue importante para el tiempo de Isaías.  El pueblo de Dios estaba en problemas porque había perdido el respeto por Dios (ver Is 1:2-4).  La Idolatría; Inmoralidad; Hipocresía, abundaban en Judá.   Dios los describe como, “Príncipes de Sodoma” Is 1:10).

¿Cuál era la solución?  Alguien que viniera en el nombre de Dios, y gane el respeto otra vez de Su pueblo – un “Padre Eterno”.

¡Eso fue Jesús!    Nació como un Bebé; pero creció para ser “Padre eterno”.

ILUSTRACIÓN:

Los magos lo respetaron (Mat 2:1-2, 11).
Los demonios lo reconocieron (Marcos 1:24)
El centurión quedó impresionado (Mat 27:54)

REFLEXIÓN

¿Respetas a Dios?  
¿Vives conforme a Su Palabra? 
¿Necesitas conocer a Dios para respetarlo?

¡Ven al Niño de Belén!

d. Príncipe de Paz
Isaías escribe en un contexto de guerra y tensiones político-militares.  Había pánico entre la población.  Los líderes estaban temblando.   ¿Cuál era la solución?  Alguien que traería la paz.   Esto es lo que el Salvador iba a hacer (Is 9:4-5).  Su nombre es “Príncipe de Paz”.  Es decir, un Líder caracterizado por la paz.

En el primer siglo, Israel vivía bajo el yugo romano.  No había paz.  Pero los ángeles anunciaron que Su venida traería paz (Lucas 2:14).  Miqueas lo predijo (Miz 5:5).

Cristo vino para traer paz – paz para endemoniados, para pecadores, para parejas, para familias, para sociedades enteras, etc. 

ILUSTRACIÓN:

REFLEXION
¿Necesitas paz – paz contigo mismo, con tu conciencia, con tu familia, con tus amigos, con tus compañeros?  ¿Paz con tu pasado?  ¿Paz acerca del futuro?

¡Ven al Niño de Belén!

Él es “Príncipe de Paz”.


3. UN REY IMPONENTE (v.7)

Este Niño no solo crecería para ser una Figura Increíble, sino también para ser un rey imponente. 
Isaías describe Su reinado.

a. Reinará Sobre el Trono de David
David fue un hombre conforme al corazón de Dios.  Bajo su reinado, se estableció una forma del reino de Dios.  David eliminó a los enemigos de Israel (los filisteos; símbolos de Satanás, los demonios, y el ‘mundo’), trajo paz a Israel, y estableció el culto a Dios en Jerusalén. 

Siglos después, un bebé nació en Belén; el mismo lugar donde David nació.  Fue descendiente de David, y creció para ocupar su trono.  Aunque primero experimentó tremenda persecución, al igual que David.

b. Será un Reino Sin Fronteras
El reino de David fue grande, pero tuvo límites.  El reino de su Hijo no tendrá límite.  Hablando de ello, Isaías afirma: “Lo dilatado de su imperio…no tendrán límite” (v.7).  Su reino se estableció en Jerusalén (Hch 2); luego se expandió a Judea y Samaria.  Finalmente, fue llevado a los gentiles.  Hoy en día, este reino está comenzando a abarcar todo el planeta tierra (ver Dan 2:35b).  Un día el proceso estará completo, y toda la tierra estará llena de Su gloria.

Pero eso no marcará el fin del crecimiento del reino de Cristo.   Luego que este mundo haya sido subyugado, Dios tratará con el mundo espiritual.  Y cuando se haya acabado el dominio de las huestes del mal, habrá todo el universo para conquistar.  Cristo no descansará hasta que los más recónditos lugares del universo hayan sido dominados por el gran Salvador.

c. Será un Reino Firme
Será firme porque el Salvador lo ‘confirmará’ (v.7).   Cristo dispondrá de Su reino, y lo confirmará para siempre.  Nunca habrá un golpe de estado contra este reino; nunca habrá un enemigo que se levante contra él.  Será un reino completamente estable y firme (Dan 2:44a). 

d. Será un Reino Eterno

El reino durará, “desde ahora y para siempre”.  Será una reino eterno (Dan 2:44b).

e. Será un Reino Caracterizado por la Paz

David logró establecer paz en Israel.  El Hijo de David establecerá paz en la tierra.  Habiendo derrotado a todos los enemigos de Dios, la paz será perfecta y eterna.

Conclusión

Este es un mensaje increíble.  ¿Cómo sabremos que se cumplirá?  Por la misma razón que la primera parte se cumplió, 700 años después de ser predicha.  La garantía del cumplimiento es que “El celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (v.7b).   

¿Estás confiando en Él?  ¿Es Él tu Rey?

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