jueves, 7 de abril de 2011

EXEGESIS- SERMONES- "La carta a la Iglesia de Esmirna" (4)

“Estudios en Apocalipsis”

LA CARTA A LA IGLESIA EN ESMIRNA

PASTOR   CESAR   BARRIOS

TEXTO: Apo 2:8-11


Introducción (v.8a)

Esta es la carta más breve de las siete.   Es dirigida "al ángel de la iglesia en Esmirna".

Esmirna era una ciudad próspera, ubicada 56 Km. al norte de Éfeso; su nombre significa "mirra".  Estaba ubicada sobre la costa del mar Egeo.  Durante el primer siglo, era una ciudad hermosa, con magníficos edificios públicos.   Tal era la belleza de Esmirna, que recibió el apodo de "La Dorada".  En el primer siglo, Esmirna contaba con una población de 200,000 habitantes.

Había en Esmirna, una colonia de judíos, atraídos a la ciudad por el movimiento comercial.      La carta indica que ellos eran fanáticos contra la Iglesia, y que fue a manos de ellos, que los creyentes iban a sufrir mucha persecución (v.9b).

No sabemos cómo llegó el evangelio a Esmirna, pero quizá fue desde la ciudad de Éfeso, donde Pablo permaneció varios años, y seguramente motivó a los hermanos a llevar el evangelio a lugares aledaños.


1. LA DESCRIPCIÓN DE CRISTO (v.8b)

La carta comienza con una doble descripción de Cristo:

a. "El primero y el postrero": Esta frase habla de la eternidad de Cristo (ver Apo 1:11).

b. "el que estuvo muerto y vivió": Esta frase seguramente fue muy alentadora para una iglesia
                                                      que iba a pasar por mucho sufrimiento, incluyendo la muerte. 
                                                      Su Señor también había sufrido, muerto y resucitado.  Esta
                                                      descripción de Cristo animaría a la iglesia a serle fiel en medio
                                                      del sufrimiento que le sobrevendría muy pronto.   La frase
                                                      viene de Apo 1:18.     


2. LA DESCRIPCIÓN DE LA IGLESIA (v.9)


El Señor menciona TRES cosas de la Iglesia en Esmirna:


a. Era una Iglesia que Padecía "tribulación"

La palabra en griego es "thlipsis", que significa literalmente "una presión".  La palabra se usaba de pesos que se ponían sobre personas, para forzarlas a confesar algún crimen.  Esta palabra se usa con frecuencia en el Nuevo Testamento para describir la experiencia del creyente en este mundo (Juan 16:33; Hch 14:22), cuando las circunstancias de la vida parecen ser "aplastantes", y nos causan mucho dolor emocional.  En los últimos tiempos, habrá lo que la Biblia llama "la gran tribulación" (Mat 24:21; Apo 7:14).


b. Era una Iglesia Materialmente Pobre

La palabra "pobreza" es "ptochos", que significa "una pobreza total".  En el idioma griego, había una palabra para describir a la persona que tenía poco dinero – era la palabra "penes" (de la cual se deriva la palabra "penuria").  Pero "ptochos" se utilizaba para describir a una persona totalmente indigente; es decir, una persona que no tenía ningún recurso económico, y que por lo tanto corría el riesgo de morir de hambre.  Frecuentemente, tal persona tenía que ganarse la vida mendigando (ver Marcos 12:42; Lucas 14:21).


Indudablemente, la pobreza material de la Iglesia estaba relacionada con su fe en Cristo.      Carballosa comenta, "El ambiente de antagonismo hacia la fe cristiana, que evidentemente existía en Esmirna, hacía difícil que un creyente pudiera ganarse la vida, y de ahí que estuvieran económicamente destituidos" (p.66).


El Nuevo Testamento indica que frecuentemente los hijos de Dios experimentarán pobreza material en este mundo.  Sin embargo, debemos reconocer que la pobreza material no es un factor que limita o impide la vida cristiana; más bien, muchas veces la fortalece.  En este contexto, es interesante notar que la única iglesia que ha sobrevivido hasta el día de hoy es la de Esmirna.  En realidad, muchas veces el tener abundancia de bienes materiales es un impedimento en la vida espiritual (ver Apo 3:17).


A pesar de su pobreza material, Cristo dice de la iglesia: "pero tu eres rico".      Indudablemente, la riqueza a la cual el Señor se refiere era una riqueza espiritual (Sant 2:5; Efe 1:3). 

            "Los seres humanos miden la riqueza con el criterio del valor de los bienes materiales
que una persona posee.  El criterio divino es diferente.  Se puede ser rico materialmente,
y pobre delante de Dios.  También se puede ser pobre en la tierra, y rico con respecto al
cielo"     (Carballosa, p.66).


El contraste entre la ciudad y la iglesia era enorme.       La ciudad era materialmente próspera, pero espiritualmente pobre; mientras que la iglesia era materialmente pobre, pero espiritualmente próspera.


c. Era una Iglesia que Sufría a Manos de los Judíos

El rechazo que Cristo experimentó a manos de los judíos, fue también la experiencia de Su Iglesia.  El libro de los Hechos indica claramente la oposición de los judíos al mensaje del evangelio.

En esta carta el Señor habla de "la blasfemia de los que se dicen ser judíos...".   La palabra "blasfemia", en griego, significa "hablar mal de", "calumniar", o "vituperar".  En castellano, el verbo "blasfemar", siempre conlleva la idea de hablar mal de Dios; pero no es así en griego.       Por lo tanto, dado a que el v.9 indica que eran judíos quienes estaban "blasfemando" (y es difícil creer que ellos literalmente estarían blasfemando a Dios), la implicancia es que la "blasfemia" era dirigida hacia la Iglesia o el Señor Jesucristo.


En una forma irónica, el Señor indica que aunque las personas que estaban "blasfemando" eran literalmente judíos, ellos en realidad no podían ser considerados verdaderos judíos (ver Rom 2:28,29),  sino "sinagoga de Satanás".

La palabra "sinagoga" significa "congregación", y se usaba tanto del lugar físico, donde se reunían los judíos fuera de Jerusalén (Lucas 4:16), como de una asamblea de personas (ver Hch 13:43; Sant 2:2).       En el contexto del v.9, parece que lo que el Señor está diciendo es que los judíos que se oponían a la Iglesia en Esmirna, lejos de ser "la congregación de Dios", eran "la congregación del Adversario".


Es interesante notar que en el año 155 d.C., cuando Policarpio fue arrestado por las autoridades romanas en Esmirna, los judíos fueron los más vocíferos en exigir su muerte (Barnes, p.75).


3. EL MENSAJE DE CRISTO (v.10)

El mensaje de Cristo consiste en dos partes: profecía y exhortación.


a. El Mensaje Profético

El Señor advierte a la Iglesia en Esmirna de dos cosas:


i. "el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados"

Con estas palabras el Señor advierte a la Iglesia de los sufrimientos que pronto vendrán.  Juan había sufrido en Éfeso, y era de esperarse que la persecución pronto llegara también a Esmirna.   La palabra "diablo" significa "acusador" o "calumniador".  En las persecuciones romanas, los creyentes eran acusados de diferentes crímenes: de ser inmorales, ateos, desleales al imperio, etc.  Por todas estas acusaciones, ellos sufrían grandemente.


Además de advertir a la Iglesia de los sufrimientos que pronto vendrían, el Señor también explica la razón por esto sufrimientos:

            [1] En primer lugar, el Señor dice que era el Diablo mismo quien motivaba a la gente a
      atacar a los creyentes. En otras palabras, el sufrimiento de la Iglesia es parte de la
      guerra espiritual.

            [2] En segundo lugar, el Señor aclara que Dios iba a permitir este tiempo de sufrimiento
      para probar a la Iglesia. Por lo tanto, el sufrimiento tendría un resultado positivo en
      la vida de la Iglesia (ver 1 Ped 1:6-9).


ii. "tendréis tribulación por diez días"

Mucho se ha especulado acerca de estos "diez días".  Algunos afirman que los "diez días" son simbólicos, y que esta expresión se refiere a las diez persecuciones imperiales, que iban a ocurrir durante los primeros 3 siglos de la Iglesia.  Dicha interpretación es interesante, pero no parece ser la más acertada.  En primer lugar, porque no todos están de acuerdo en que hubieron exactamente diez épocas de persecución imperial; y en segundo lugar, porque tal mensaje no sería muy pertinente a los creyentes que vivían en Esmirna en el año 95 d.C.

Algunos toman estos "diez días" en el sentido literal; pero nos parece mejor entender que el número "diez", en Apocalipsis, es un número simbólico, que expresa el concepto de algo limitado.  Habrá persecución, sí, pero aunque sea por más de diez días literales, será un tiempo acortado.  Dios no va a permitir que Su pueblo sea probado durante un tiempo indefinido.


b. La Exhortación de Cristo

Esta exhortación también contiene dos partes:


i. "No temas en nada lo que vas a padecer"

Aquí no hay un triunfalismo barato, que dice "ten fe, y no sufrirás nada".  No; el Señor reconoce que Su pueblo sufrirá, y Él no promete salvarles de todo sufrimiento.  Más bien, lo que Él dice a Su pueblo es, "No temas..."    

La razón por la cual el creyente no tiene porque temer, aun ante las más severas aflicciones, es porque el Señor está en control absoluto de nuestras vidas, y nada ni nadie nos puede tocar, a no ser que Él dé Su permiso.  Sabiendo que Dios nos ama, que Él es todopoderoso, y que al fin y al cabo, todas las cosas que ocurren a los hijos de Dios saldrán para bien (Rom 8:28), el creyente no tiene porque tener miedo de las circunstancias de la vida.

Lamentablemente, algunos predicadores presentan un mensaje "triunfalista" del evangelio, que esconde o niega los aspectos de dolor y sufrimiento, y habla sólo de triunfo y prosperidad.       Es interesante notar que el Señor no habló así.  Él siempre saca a la luz el costo que implica seguirle, en un mundo donde Satanás aun tiene mucha influencia (Mat 5:10-12; Hch 9:16; Fil 1:29).


ii. "Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida"

Esta es una exhortación, con promesa.  El Señor es muy realista aquí.  Él no promete salvar a Su pueblo de la muerte; más bien, les exhorta a ser fiel hasta el punto de morir.  Muchos creyentes citan estas palabras, como si el Señor estuviera diciendo, "Sé fiel en la vida cristiana hasta el momento en que tu vida terrenal se acabe"; pero eso no es lo que el Señor está diciendo. Él les está exhortando a ser fiel a Dios, aun si esto implique que tengan que morir (ver Heb 12:4).      

En este contexto, es interesante recordar que el nombre "Esmirna" se deriva de una palabra que significa "mirra".  La mirra es una planta aromática, que se usaba para embalsamar a los muertos (Tatford, p.42).  Podemos interpretar el nombre "Esmirna", como indicando el olor fragante que asciende a la presencia de Dios, cuando Sus hijos sufren y mueren por serle fiel (ver Efe 5:2).


"La palabra “corona” (‘stefanos’), se refiere al collar de laurel con el que se premiaba al ganador de las competencias atléticas tan populares en Esmirna" (Carballosa, p.67).  Cristo tenía tanto el derecho, como también el poder, de otorgar esta "corona", dado a que Él mismo había entregado Su vida en sacrificio a Dios, y había experimentado la resurrección (ver v.8).



4. LA PROMESA DE CRISTO (v.11)

La promesa de Cristo no es sólo para los creyentes en Esmirna, sino para todo creyente: "El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte".

Para entender la frase "la segunda muerte", debemos notar que la Biblia habla de dos muertes.       La primera, es la muerte física, que tendrá lugar en la tierra; la segunda, es la muerte eterna, que tendrá lugar en el infierno (ver Mat 10:28; Apo 20:6,14; 21:8).


Conclusión

Hoy, la antigua ciudad de Esmirna sigue en existencia.   Su nombre es Izmir, y es la segunda ciudad más grande de Turquía. A pesar de que Turquía es un país predominantemente musulmán, en Izmir existen congregaciones cristianas hasta el día de hoy, que recuerdan el martirio de Policarpio con gran orgullo.



           
           

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